1. Asistimos en estos tiempos a un empobrecimiento paulatino del lenguaje y de la comprensión lectora junto a la práctica desaparición del analfabetismo, al menos en las sociedades desarrolladas.
¿No es este un fenómeno paradójico?
Sí, porque pone de manifiesto que no es suficiente con enseñar la técnica de lectura y escritura, que es imprescindible insuflar el espíritu de ambas y eso (la auténtica educación) prácticamente ha desaparecido porque hay muy pocos profesionales que sepan "para qué sirve".
¿Podemos sacar alguna conclusión para el futuro del periodismo?
El problema mayor del periodismo no es exactamente el analfabetismo literario, sino que la profesión se ha ido acomodando a ser una oficina de reproducción de las secretarías de información de los partidos. Una tarea burocrática. El viejo periodismo de investigación está desapareciendo. Las facultades de periodismo deberían imponer como examen fin de carrera una investigación de altura, es decir, incómoda para los poderes oficiales. Ese debería ser el examen que capacitara a un buen periodista.
2. En un mundo tan polarizado políticamente y con las empresas de comunicación en cada vez un menor número de manos, ¿debe el periodista tratar de conseguir la excelencia estética de su trabajo y resignarse a abandonar la búsqueda de la verdad?
No hay diferencia entre la excelencia estética y la verdad. Como decía Wittgenstein, citando a Agustín de Hipona, la belleza es el resplandor de la verdad. O más exactamente: nulla etica sine aesthetica. Lo que admiramos absolutamente es lo verdadero en su forma física. No hay verdades "feas". Y para acabar con otra frase: "la verdad os hará libres" quiere decir que sólo es posible crear si uno es libre.
lunes, 11 de mayo de 2009
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